miércoles, 15 de junio de 2011

Cartas al Director a El Pais

   Esta carta fué publicada en El Pais
   hace unos ocho años


 Mea Culpa Marbella


      Le pido perdón Sr. Gil. Imploro su clemencia. Me someto a su ley y estoy dispuesto a pagar la multa. Perdóneme se lo ruego, no lo volveré a hacer. Por conseguir su benevolencia estaría dispuesto incluso, si me lo pide, a no volver a visitar su ciudad, aunque ello suponga para mi un gran sacrificio.
 
Que bella ciudad tiene usted Sr. Gil. Y rica. Ahí se mueve el dinero ¿eh? Turismo de calidad, eso es lo que todos necesitamos: gente guapa, cuerpos esculturales que sirvan de reclamo para los clientes con pasta. Feos, cojos y mal-llevaos, los precisos. Y que estén forraos de petrodólares. Es Vd un pillíiiin Sr. Gil. Se las sabe todas, un perfecto extratega del marketing en la industria del turismo.

     Bueno que me enrollo, a lo que iba. Me avergüenzo de lo que he hecho. Ha sido a la salida de su oficina, de su oficina de Turismo vamos..., la que está en el paseo Marítimo, el que hay conforme entras de Málaga. Segunda a la izquierda, (cuidado con los escalones). 
No se como decírselo. Al lado de una hermosa palmera he cometido el delito, ¡¡shipp!! (lloro.) Me he meado en su ciudad (silencio...). Lo siento... lo siento. Mea culpa la mía.

     Estuve buscando unos servicios adaptados para minusválidos en los chiringuitos de la playa..., le juro que los busqué concienzudamente y no los encontré. Aguantando, aguantando me dirigí a la Oficina de Turismo para que me indicasen donde podía descargarme. No me lo podía creer. En la gran Marbella (sic) "no tenemos previsto la instalación de servicios para minusválidos". ¡Anda ya¡. Eso si, ¿eh?, muy diligente, su funcionaria me comunica que le iba a dirigir un escrito que seguro atendería, ya que Vd. para esas cosas está muy sensibilizado.

    --Si señorita... Pero ¿cuando?-  le reclamaba urgentemente ante mi incontinencia urinaria.
    —Quizas para otra vez que nos visite...- trataba de consolarme con la típica sonrisa profidén acentuada por el moreno marbellí de su piel.

     No pude más. Me largué de allí.  Bueno me sacaron en volandas en mi silla de ruedas unos amables y perplejos turista ante la inexistencia de una rampa de acceso en su Oficina de Turismo.

     Y aqui..., !!aqui viene mi culpa!!  MEA-CULPA MARBELLA.
   Bajo una frondosa palmera (¡que culpa tendría ella!) desagüe mis inquietudes fisiologicas.

     ¡Uhmm que descanso!.
     ¡Uhmm que placer!.

     Solo quedó en mí el remordimiento de mal ciudadano. Al fín me liberé del fruto de la cerveza que antes había bebido en los chiriguitos. Bueno... en el único chiringuito que dispone de rampa de entrada para discapacitados.

    Pero ¡que cojones!. Llamelo como quiera. Defensa propia, rebelión civil o protesta por unos servicios que me cobran pero que no me ofrecen.

    Pisssssssss, por fin he soltado todo lo que llevaba dentro. 

JUAN ROMERO CRUZ
LUCENA 
 

viernes, 10 de junio de 2011

Carta al Director General de la Caixa

El alma de la Caixa


Publicado en ABC y Diario Cordoba
Hoy, como cada semana de los ultimos 30 años, he ido a mi banco. Al no verlo por allí, he preguntado por mi amigo Pedro, “el dire”. Solo supieron decirme que habia sido “desnombrado”: un palabro eufemístico para decir que lo han trasladado, que ya no es el director.

No tengo nada que me una a él, más allá de la amistad que se ha ido fraguado a lo largo de treinta años de relacciones como cliente de la entidad que el dirigía.

A lo largo de todos estos años  hemos  sido, mi familia y yo,  asesorados y aconsejados con profesionalidad, equidad, sentido común y sobre todo con honradez;  que, con los aires que ahora soplan en la banca, no es nada gratuito.

Es posible que  “el dire” sea sustituido por una maquina con tecnologia  informática de última generación. Uno de esos cajeros automáticos en los que podemos realizar todo tipo de  operaciones. Nunca se equivocan. Son elegantes, tienen un diseño moderno y es posible que incluso nos despidan amablemente, con su voz metálica. En alguna ocasión, sobre todo cuando me dice que tengo saldo, he llegado a sentir cierta simpatía por estos artilugios.

Pero oye, lo que no logro encontrar, por mucho que busco y rebusco entre sus menús, es EL ALMA, ya sabeis, “el alma de la Caixa” que tan machaconamente publicitais. Es posible que también le hayáis “desnombrado”, junto con mi amigo Pedro, “el dire”.

He escuchado que es para ahorrar recursos, debido a la crisis.  Puestos a economizar, bien podriais apagar el aire acondicionado que para nada os sirve, teniendo en cuenta la temperatura corporal que poseeis.

Pedro, “el dire”, es persona de fiar y  ha sido destituido. No dire nada más.

JUAN ROMERO CRUZ
Cliente de la Caixa Plaza Nueva
LUCENA